Los estudios superiores llegan a una edad en la que las personas están en una etapa vital complicada. Justo en esos años, los chicos y las chicas están en plena experimentación, formando carácter y decidiendo que es lo que quieren para su futuro, en todos los aspectos. Claro que, para eso, es necesario que prueben distintas actividades y experiencias, como ya decimos. Y es eso lo que hace que las generaciones anteriores siempre los tengan por gente que no se compromete, que no es madura y que no respeta las reglas de convivencia tradicionales. Pero, ¿no es eso precisamente de lo que se trata?
No debemos olvidar de que han sido siempre los inquietos veinteañeros, universitarios o al menos lo bastante estudiados, los que han causado las grandes revoluciones sociales. Gente que se revolvía contra el régimen establecidos, o contra normas sociales que venían de lejos y ya no parecía ser adecuadas para ello. Sin ir más lejos, aquí en España conocemos las revueltas universitarias que acabaron por llevarnos a la democracia; o los movimientos del 15M, que también surgieron en nuestras universidades y dieron lugar a un giro político pocas veces visto en nuestra país después de décadas de bipartidismo. Y es que, como digo, uno llega a la facultad pensando que puede comerse el mundo, y que, para ello, tiene que probar un bocado de todo.
Y sí, claro, eso incluye la sexualidad, cómo no. Por eso, se tiene los años universitario como la etapa donde las personas son más liberales, activas e incluso promiscuas con respecto al sexo que en toda su vida. Hormonas revolucionadas, y la libertad de poder elegir cómo vivir nuestra vida sexual es una mezcla explosiva para soltarnos la melena; y si a eso unimos un montón de gente nueva a la que conocemos gracias a los campus universitarios, no hay que extrañarse de esos videos que muestran a estudiantes pillados teniendo sexo en el campus. Han cazado a muchos, ya sea gracias a cámaras ocultas o a haber sido descubiertos en pleno acto sexual; y seguramente han sido muchos más los que han tenido sexo universitario con total impunidad.
En estos últimos tiempos hay mucha preocupación por lo que la pornografía puede estar incidiendo de mala manera en una vida sexual sana en nuestros jóvenes; sin embargo, parece que los estudiantes universitarios ya han pasado un poco esa etapa donde se veían influenciados por los videos xxx, y prefieren experimentar más en vivo y en directo. El porno gratis, tan fácilmente accesible gracias a las páginas web, ya no es un todo en sí mismo, ni el vademécum al que acudir como guía sexual. Tras unos años de preferir vivir la experiencia en primera persona, el material pornográfico llega a estos jóvenes justo para lo que es: un tipo de ocio adulto que busca la excitación y la autocomplacencia que eso conlleva (o no tan «auto», ya que en los últimos tiempos se sabe de pareja, sea cual sea su sexualidad, que aprovechan el material porno de la red como un preliminar más para sus encuentros sexuales).
Cierto que todo este comportamiento ligero y de búsqueda de placeres concede a la generación de universitarios, en opinión de sus padres, un carácter hedonista y de falta de inmadurez; y es verdad que muchos de ellos, cercanos a la treintena, no acaban de entrar en la edad adulta y alargan esta etapa más allá de lo esperado. Pero bueno, ¿a quién le amarga un dulce? Y, de todas formas, la sociedad también nos anima a cada vez alargar nuestra edad juvenil y madura más allá de lo que tradicionalmente se hacía. Los 30 son los nuevos 20, los 40 los nuevos 30… y así sucesivamente nos encontramos con toda una década más para alargar un comportamiento menos maduro, antes de llegar a considerarnos «personas mayores». Y todo lo que podemos desear es que, también, nos convirtamos en personas responsables.